El crepúsculo inundaba todo de misterio
el panorama era tan enigmático
todo el ambiente calmo y serio
ese crepúsculo me era tan enfático.
Ni un sólo ruido, ni sonido,
el sol lentamente íba cayendo,
y de pronto el tiempo se había detenido
cuando ante mí apareció ese alguien sendo.
Y ante tal crepúsculo soberbio
tu imagen prodigiosa e imponente
y en mi corazón esa excitación, ese nervio,
y los deseos más impuros en mi mente.
Lentamente ante mí te íbas acercando
y de pronto estaba en tus brazos
mientras por dentro me íba incendiando
fui desvaneciéndome de placer bajo aquel ocaso.
(Jésica Andrea Stupenengo)